jueves, 22 de agosto de 2013

23 de agosto de 2013



XX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, AÑO IMPAR - VIERNES

Primera lectura
Lectura del libro de los Rut 1, 1–2a. 3-6. 7b-8. 14-16. 22
Noemí regresó a Belén con la moabita Rut
1Durante el tiempo de los Jueces hubo una gran sequía en el país, y un hombre de Belén de Judá emigró a los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos. 2El hombre se llamaba Elimélec, su esposa Noemí, y sus dos hijos, Majlón y Quilión. 3Al morir Elimélec, el esposo de Noemí, ella se quedó con sus hijos. 4Estos se casaron con mujeres moabitas -una se llamaba Orpá y la otra Rut- y así vivieron unos diez años. 5Pero también murieron Majlón y Quilión, y Noemí se quedó sola, sin hijos y sin esposo. 6Entonces se decidió a volver junto con sus nueras, abandonando los campos de Moab, porque se enteró de que el Señor había visitado a su pueblo y le había proporcionado alimento. 7Mientras regresaban al país de Judá, 8Noemí dijo a sus nueras: "Váyanse, vuelva cada una a la casa de su madre. ¡Que el Señor tenga misericordia de ustedes, como ustedes la tuvieron con mis hijos muertos y conmigo!" 14bOrpá despidió a su suegra con un beso, mientras que Rut se quedó a su lado. 15Noemí le dijo: "Mira, tu cuñada regresa a su pueblo y a sus dioses; regresa tú también con ella". 16Pero Rut le respondió: "No insistas en que te abandone y me vuelva, porque yo iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios". 22Así regresó Noemí con su nuera, la moabita Rut, la que había venido de los campos de Moab. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la cosecha de la cebada.
Palabra de Dios.
Comentario:
El relato nos presenta a una mujer que se queda "vacía", sin marido ni hijos. Sus dos nueras la acompañan a su tierra natal, un gesto de amor misericordioso que Noemí tiene muy en cuenta. Ella invita a las dos mujeres a que vuelvan con su gente, a rehacer su vida. Orpá lo hace, pero Rut decide acompañar a Noemí. Pese a las insistencias de esta, Rut asegura que "yo iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas".
Las dos protagonistas del relato son Noemí y Rut. Dos mujeres que lo perdieron todo. La primera sigue atada a su dolor, mirando el pasado: "mis hijos muertos". No puede salir de él. Quiere quedarse sola sin que nadie la cuide, ¿qué sentido tiene la vida cuando se ha perdido todo? La segunda es alguien que mira el presente. No abandona a Noemí, se queda con ella. Es la viva imagen de la misericordia que no solo es tierna compasión, sino también fidelidad y cercanía. Mientras Noemí vuelve a su tierra con las manos vacías, Rut entra a tierra extranjera cuidando la vida de su frágil y abatida suegra.
El relato es una viva imagen de que cuando parece que todo está perdido y nadie puede consolarnos, Dios manda un ángel, un mensajero suyo. Este ángel no tiene alas, tiene corazón… y su nombre es Rut. Cuando queramos la protección de Dios, no elevemos nuestra mirada al cielo, veamos a nuestro alrededor, siempre habrá un ángel, mensajero divino, como Rut, dispuesto a consolarnos con misericordia y fidelidad.  

Salmo Responsorial
Salmo 145 (146), 5–10
R.    ¡Alaba, alma mía, al Señor!
5Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios: 6él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. R.
El mantiene su fidelidad para siempre, 7hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos. R.
8Abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados, 9el Señor protege a los extranjeros. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda; el Señor ama a los justos y entorpece el camino de los malvados. 10El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. ¡Aleluya! R.

Aleluia (Salmo 24, 4b. 5a)
Aleluia. Señor, enséñame tus senderos, guíame por el camino de tu fidelidad. Aleluia.

Evangelio
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 22, 34–40
Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo
34Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, 35y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: 36"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?". 37Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. 38Este es el más grande y el primer mandamiento. 39El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".
Palabra del Señor.
Comentario:
Los maestros de la Ley distinguían 613 mandamientos (248 positivos y 365 negativos) que podían ser graves o leves. Muchos trataban de ver cuál era el más grande, para no perderse en la maraña de los 613 mandamientos. Poner un orden, asumir valores de importancia, parecía una prioridad.
Para Jesús no hay duda: Los más grandes son dos: amar a Dios y al prójimo. No es que los invente, estos ya estaban en Deuteronomio 6,4 y Levítico 19, 18. La genialidad de Jesús consiste en pasar de una Ley para cumplir, que legisla el hasta donde y hasta cuando, a una Ley para amar, que no pone límites: Amar a Dios con todo; amar al prójimo como a ti mismo.
Que la Ley y los profetas dependan de estos mandamientos, es decir, que todo "cuelgue" de esos dos mandamientos, hace que los cumplidores queden en ridículo. Quién cumple, mezquina, calma su conciencia, satisface su propio ego. Quien ama se entrega y da hasta que no quede nada.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario